lunes, 5 de septiembre de 2016

Sobre lo llamado por algunos, "chupetegate".

“El que sabe cuándo puede volar y cuando no, será victorioso”.

“Para conocer a tu enemigo debes convertirte en tu enemigo”.

“Se debe ponderar y deliberar antes de hacer un movimiento”.

El arte de la guerra  - Sun Tzu

Cuando se quiere iniciar un conflicto, hay que ser, en primer lugar, “ponderado” en nuestros juicios y expresiones, es decir no puedes lanzar en las RRSS “invectivas” a diestro y siniestro, de forma directa o mediante interlocutores interpuestos y pretender recibir a cambio loores, beneficios o reconocimientos que, exclusivamente, desde nuestro punto de vista creemos merecer.

Viene esto a cuento de que, cuando se está pendiente de suscribir un contrato de trabajo con una empresa mercantil, sea de recibo de manera gratuita atacar, vituperar, descalificar y poner en entredicho a dicha entidad, a su trayectoria profesional y a su política laboral y pretender que a cambio nos concedan todas las pretensiones que queremos poner sobre la mesa.
Es indudable que como trabajador y por Ley se tienen unos derechos reconocidos, pero estos no son coincidentes totalmente con nuestras pretensiones. La empresa también tiene los suyos y aprovechara, en casos como este, los resquicios legales existentes para responder adecuadamente a dichos ataques sin dejar de cumplir la Ley; es decir, integración en plantilla sí, pero en el centro de trabajo que entiendan adecuado para no enrarecer más aún el ambiente que otros han creado.

Seamos sinceros, que harían los ahora trabajadores en una situación inversa.

Pero lo peor de todo es que, cuando se constata que se ha metido la pata y los resultados no son los deseados, se pretenda involucrar a madres y padres de buena voluntad para agitar el avispero y que nos solucionen la papeleta. No parece digno.


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