Cuatro días después del 26J, ya ha transcurrido tiempo suficiente para que unos estén
ahítos de celebraciones y vayan pensando en lo que hasta ahora no han hecho,
“currárselo”, otros, ya fuera de su
traumático paso por la UCI postelectoral, vayan recuperándose, y algunos más se
vayan incorporando de su estrepitosa caída del caballo, y como el apóstol Pablo
comiencen “a ver la luz”.
Durante el día de reflexión era fácil deducir que
podía suceder lo que finalmente sucedió, pues a pesar de los “sesudos estudios”
de las empresas demoscópicas, el ambiente ciudadano y los comentarios entre
amigos y vecinos, entre caña y caña, iban decantando las posiciones; los saltos
en el vacío no gustan a casi nadie, y los cambios, que son muy necesarios, hay
que hacerlos “desde dentro” pero de manera pausada y racional y sobre todo
pragmática.
Y por
supuesto se dejó pasar el momento en que pudo hacerse el cambio controlado y
pragmático.
Las posiciones
globales y las líneas rojas que no quisieron dejar a un lado los dirigentes de PODEMOS, tras el 20D, y su tozudo enroque para no considerar de partida los puntos
de acuerdo que C’s y PSOE ya tenían
suscritos y haber negociado la incorporación de unos cuantos más de su
programa, que con toda seguridad hubieran sido aceptados, hicieron inviable un pacto de Legislatura que hubiera
servido para cambiar, durante ella, las políticas antisociales y austericidas
que los ciudadanos venimos padeciendo desde hace años, y todo ello sin que
ninguno de los tres partidos tuviera que hacer renuncia expresa a sus
particulares ideologías que dentro de cuatro años, una vez avanzado y asentado
el cambio exigido por la ciudadanía, podrían ser puestas nuevamente sobre la
mesa.
Y es que les
pudo la SOBERBIA.
Soberbia, por no valorar adecuadamente de donde y
porque les venía el crecimiento experimentado el 20D.
Soberbia, por dirigir su crecimiento al “sorpasso”
al PSOE y el asalto a la Moncloa, en vez de encaminarlo al cambio social que se
les solicitaba con el voto.
Soberbia por creer que los ciudadanos no saben
distinguir entre izquierda, centroizquierda, transversalidad, socialdemocracia y pactar finalmente, para reforzar sus
posiciones y exclusivos fines, con fuerzas políticas a quienes muchos de sus
votantes no habían dado su voto con anterioridad.
Los resultados en Moralzalzal, dan un pequeño ejemplo de lo sucedido en el resto del
Estado:
Dcbre. 2015
PODEMOS 1.394
IU – LV – Unión Popular 422
Junio 2016
UNIDOS PODEMOS
1.351
Ahora, cuando ya no tiene solución, llegan los
lamentos y los análisis.
Mala campaña la llevada a cabo, que puede
suponerles un fuerte varapalo para el futuro, aunque quien más lo sufrirá serán
los ciudadanos, por su desamparo y su desencanto.
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