Se puede, o no, estar de acuerdo con las
actuaciones llevadas a cabo por los responsables de nuestra Institución
Local.
Se puede decir, que las cosas no están siendo realizadas
como a algunos les gustaría, o como ellos las hacían o harían.
Se puede, por tanto, criticar todo ello de una manera tenaz,
permanente y concienzuda.
Es lícito y además aconsejable, pues las personas que trabajan por el
bien de la colectividad siempre pueden encontrar en las opiniones ajenas argumentos
que quizás se les escapen para mejorar
su gestión, que en nada va dirigida a su particular beneficio.
Pero igual que ello es lícito y
aconsejable, hay que decir que la crítica debe ser seria,
argumentada, basada en datos reales, comprobables y fidedignos, y
sobre todo no tergiversados.
Cuando esto último no avala, en modo alguno, lo que se publica y se
intenta hacer llegar a los vecinos como crítica, se tiene como resultado el destructivo e infumable panfleto digital que nuestro
partido político opositor viene manteniendo y que, en la imposibilidad de
mantener la rigurosidad y la simple comparación de sus afirmaciones, cae sistemáticamente en la “gracieta”, en la
“zafiedad” y como no en el “insulto gratuito”, para enmascarar todo ello.
Aunque ahora, quizás por obra y
gracia del espíritu santo, su interés por informar al vecino ha cambiado
radicalmente, se ve claramente que su política informativa mantiene su línea de
siempre: “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”.
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