Estamos acostumbrados a ver distintos tipos de fotos, cuadros, posters, etc., donde se reproduce más o menos detalladamente la evolución de nuestra especie hasta llegar al status al que se supone pertenecemos en la actualidad.
En Moralzarzal, pese a la evolución genética que difunden dichos catálogos informativos, contamos aún con algunos especímenes anteriores a estos, no evolucionados, que podríamos aglutinar en dos categorías distintas a las indicadas, que sistemáticamente se confunden en su catalogación y se superponen en sus actuaciones.
A saber:
Australopithecus criminalis
Especie que se dedica a atentar contra
la naturaleza y el entorno, ensuciando los mismos, y contra la forma de
vida que nos hemos dado los Homo sapiens, atentando y deteriorando bienes
muebles e inmuebles pertenecientes a lo público y/o privado; todo ello a pesar
de existir lugares donde depositar sus basuras e incluso sistemas de recogida
gratuita, puerta a puerta, de la misma.
Esta es una especie aún menos
evolucionada, que se reúne en grupos integrados por los individuos más jóvenes de
la manada y caracterizada por ensuciar voluntariamente los lugares en donde
tienen su hábitat o lugares de reunión y que se revuelcan en sus propios
detritus cada vez que sistemáticamente vuelven a los mismos hábitats de
reunión.
Por desgracia y contra lo que
pudiera parecer lógico, estas especies, por una mutación genética aún no
controlada, no están en peligro de extinción si no que, desgraciadamente, proliferan
masiva y descontroladamente y es difícil su reconversión, pese a cualquier
política empleada para ello, ya sea educativa, cultural, prohibitiva o
taxativamente punitiva.
Es lo que hay.
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