“El que sabe cuándo puede volar y cuando
no, será victorioso”.
“Para conocer a tu enemigo debes
convertirte en tu enemigo”.
“Se debe ponderar y deliberar antes de
hacer un movimiento”.
El arte de la guerra
- Sun Tzu
Cuando se quiere iniciar un conflicto, hay que ser,
en primer lugar, “ponderado” en
nuestros juicios y expresiones, es decir no puedes lanzar en las RRSS “invectivas” a diestro y siniestro, de forma directa o mediante interlocutores
interpuestos y pretender recibir a cambio loores, beneficios o
reconocimientos que, exclusivamente, desde nuestro punto de vista creemos
merecer.
Viene esto a cuento de que, cuando se está
pendiente de suscribir un contrato de trabajo con una empresa mercantil, sea de
recibo de manera gratuita atacar, vituperar, descalificar y poner en entredicho
a dicha entidad, a su trayectoria profesional y a su política laboral y
pretender que a cambio nos concedan todas las pretensiones que queremos poner sobre la mesa.
Es indudable que como trabajador y por Ley se
tienen unos derechos reconocidos, pero estos no son coincidentes totalmente con
nuestras pretensiones. La empresa también tiene los suyos y aprovechara, en casos como este, los resquicios
legales existentes para responder adecuadamente a dichos ataques sin dejar de
cumplir la Ley; es decir, integración en plantilla sí, pero en el centro de
trabajo que entiendan adecuado para no
enrarecer más aún el ambiente que otros han creado.
Seamos sinceros, que harían los ahora trabajadores
en una situación inversa.
Pero lo peor de todo es que, cuando se constata que se ha metido la pata y los resultados no son los
deseados, se pretenda involucrar a madres y padres de buena voluntad para
agitar el avispero y que nos solucionen la papeleta. No parece digno.
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