LUTO en Francia, pero no solo allí sino también
en casi todos los lugares de este planeta que los humanos desde el inicio nos
hemos empeñado en convertir en “miserable”.
Ninguna
ideología, ninguna religión ni por supuesto ningún interés económico o político
deberían ser el vehículo o la excusa para que, en cualquier parte del mundo,
día a día los inocentes sean la moneda de pago y cambio en el avance de todos los oscuros intereses que mueven a nuestras
complejas sociedades.
Nos espanta recordar cuantos millones de personas
perdieron la vida en el “último conflicto
llamado mundial”, acabado hace solo 70 años. Pero ¿nos hemos parado en
algún momento a hacer recuento de lo acaecido desde entonces?
¿Cuántos muertos se han producido en conflictos
locales, apoyados interesadamente, de una u otra forma, por las grandes
potencias?, ¿Cuántas armas han sido mejoradas, probadas y después vendidas?, ¿Cuántos
dictadores mantenidos a cambio de expoliar sus materias primas?, ¿Cuántas migraciones
de población están generando estos conflictos y situaciones?
No queramos engañarnos, todo esto, manipulado adecuadamente por quienes
están a favor de imponer un cambio violento e irracional en nuestra sociedad ha
degenerado en lo que estamos viviendo desde el inicio del siglo XXI.
Estamos inmersos en un “nuevo conflicto mundial”, con la diferencia de que los escenarios
y las armas son distintas y los resultados finales los mismos, el pueblo llano y los inocentes son los que lo padecen.
La TORTUGUITA
que, por su naturaleza de quelonio
no participa de religiones, no cree que el CRISTIANISMO, bien interpretado, hubiera
podido promover en su momento “las cruzadas”, ni que el ISLAM, bien leído aunque
no se comparta, acoja y defienda lo que algunos pretenden integrar en lo que
llaman “yihad”.
No nos
equivoquemos, lo que sigue primando desde el inicio de los tiempos son los
motivos económicos y el poder, el enfrentamiento de religiones sigue siendo una
excusa para movilizar, engañar y radicalizar, fomentando el odio en las gentes al
tocar una de sus más sensibles y ancestrales fibras.
O damos un fuerte giro a nuestras políticas sociales, a nivel mundial, o estaremos abocados a continuar emitiendo mensajes de solidaridad y apoyo en favor de las víctimas y de repulsa contra los violentos, sin solución cercana a la vista.
O damos un fuerte giro a nuestras políticas sociales, a nivel mundial, o estaremos abocados a continuar emitiendo mensajes de solidaridad y apoyo en favor de las víctimas y de repulsa contra los violentos, sin solución cercana a la vista.
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