miércoles, 19 de octubre de 2011

DEBATES, PROGRAMAS y ENGAÑOS

Ya está acordado, por los responsables de campaña de los dos principales partidos que concurren a la liza, el debate a celebrar, el día 7 de Noviembre, entre sus correspondientes ”líderes”.
Ahora, matizaran quien será el moderador, para que no les ponga en ningún aprieto, el bloque temático, para que solo hablen de lo que a ellos y a sus partidos interesa, los tiempos, para que ninguno disponga de más minutos para intentar el engaño a los ciudadanos, y otros flecos, para redondear la intervención de cara a conseguir el voto final.

Por supuesto, a este debate no acudirá ningún representante de otros partidos que se presentan a las elecciones, no vaya a ser que pongan sobre la mesa asuntos y directrices a seguir que comprometan la futura actuación de semejantes próceres, y se olvidará el profundizar en los asuntos que realmente atañen a los ciudadanos,
¿Cómo mantener el escaso estado de bienestar que nos queda?,
¿Cómo salir realmente, y no de boquilla, del marasmo del déficit?,
¿Cómo solucionar realmente el problema del desempleo?,
¿Hay que aumentar o no la inversión pública?,
bienestar, déficit, inversión, consumo, empleo, ¿como conjugarlo y financiarlo?,
ley electoral, instituciones públicas, cargos políticos reunidos, ¿Cómo va a ser reformado?

Les sugeriría a ambos políticos, Sres. Rajoy y Rubalcaba, que, previamente a bombardearnos con sus programas y aburrirnos con sus fáciles mítines para adictos, leyeran, si no lo han hecho aún, el artículo de opinión aparecido en EL PAIS de ayer día 18 de Octubre, titulado NOMBRAR A LA BICHA, firmado por Roberto Velasco, Arsenio Tazón y Joaquín Leguina.


en él se apuntan diversas actuaciones, claras y contundentes en lo relativo a lo económico, que por supuesto afectan a UN PORCENTAJE MÍNIMO DE CIUDADANOS (físicos o jurídicos).

Una vez leído, deberían concurrir no a un debate cerrado, sino a una comparecencia abierta a otros partidos con periodistas libres que preguntaran sobre todo lo apuntado e insistieran en la obtención de respuestas claras y contundentes.

 Así quizás nos enteráramos realmente los votantes y suprimiríamos los gastos de campaña, la publicidad engañosa que nos inunda, los gastos de desplazamiento de caravanas electorales, y toda la parafernalia que rodea a este carnaval y que soportamos, como no, los sufridos contribuyentes.


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