El problema de las conducciones de aguas residuales y pluviales que discurren por la Dehesa Vieja y el desbordamiento de las mismas, así como la insalubridad que ello produce en épocas de fuertes lluvias, no es achacable exclusivamente, como últimamente vienen pregonando los grupos de oposición y otros voceros, al Equipo de gobierno actual.
Desde el punto de vista de la TORTUGUITA el tema y su
solución, es mucho más complejo y afecta también a otras Instituciones
de fuerte implantación, como son CANAL DE ISABEL II y Confederación Hidrográfica
del Tajo.
Es un hecho contrastado desde hace muchos años, que esas
conducciones que atraviesan la Dehesa Vieja, desembocan en la EDAR del
Canal de Isabel II y que se manifiestan insuficientes para su cometido fueron
realizadas por gobiernos absolutistas durante 20 años, que algo tendrán que
ver con la mala, defectuosa y poco previsible realización de las mismas, pues
ya sufrían de dichos defectos cuando ostentaban el poder.
Si hacemos caso a los “consejos de tan entendidos
tertulianos digitales técnicos en la materia”, que últimamente ”dan
la vara” como pregonan en su autodefinición, bastaría con una pequeña
chapuza en la parte final de la conducción, ampliando el diámetro de la misma,
para solucionar el problema,
Por otra parte, es constatable que la sustitución total de dichas conducciones por otras de diámetro más amplio supone cifras de al menos 6 ceros.
Pero suponiendo que, con cualquiera de las dos posibilidades apuntadas una
bastante más cara que la otra, se pudiera resolver los problemas de desborde indicados,
la TORTUGUITA se pregunta,
¿Tiene capacidad real de depuración la EDAR del Canal de
Isabel II, para tratar adecuadamente el caudal recibido?,
¿Trataría adecuadamente el caudal recibido, sería una simple
batidora de agua, o acabaría desbordada por el mismo?
¿Qué salubridad tendría el agua una vez reintegrada al Arroyo
de Fuentidueña?
En cualquiera de estos casos, que competen directamente a
CANAL DE ISABEL II y a Confederación Hidrográfica del Tajo,
¿Continuaría siendo el Ayuntamiento y el Equipo de Gobierno el
“chivo expiatorio” de los desmanes medioambientales y de la contaminación del
embalse de Santillana?
El asunto es así de complejo.
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