miércoles, 26 de septiembre de 2018

POR FIN ...


Por fin, ¡¡ terminaron las fiestas en nuestro querido Moralzarzal !!

Se acabaron las incontrolables micciones antihigiénicas, aunque existían sanitarios suficientes a este fin.

Se acabaron las gratuitas  infracciones de “algunos establecimientos”, aunque existían claras normas al respecto.

Se acabaron los ruidos y molestias de “algunos” incontrolados, aunque se les había facilitado espacio adecuado para divertirse sin que incordiaran a los vecinos.

Se acabó el vandalismo, al ensuciar de manera gratuita y con la acumulación de basura y envases de todo tipo en nuestras calles, aunque se habían colocado recipientes específicos para mitigar todas estas actuaciones.

Se acabó en fin, el comportamiento incívico de una parte de vecinos y/o visitantes que amparados en la masa, el alcohol y el anonimato, se saltan habitual y repetitivamente todas las normas de comportamiento, sanitarias, higiénicas y de convivencia establecidas, en este tipo de eventos anuales.

La Tortuguita, particularmente y quizás por su naturaleza tranquila y reposada, no es ferviente ni mediana defensora de los festejos multitudinarios, tales como las Fiestas Patronales de las distintas localidades que, por lo expuesto anteriormente le genera un nivel de rechazo y estrés elevado, pero que no obstante logra combatir y superar poniendo en positivo lo siguiente:

- Que todo lo negativo expuesto, no puede por supuesto anular o cohartar el derecho de la gran mayoría de los vecinos a disfrutar de la variada programación de unas jornadas lúdicas, de encuentro, de disfrute sano en definitiva como:

- Las actividades para los niños en multitud de actos programados para ellos.
(bolo encierro, ajedrez, talleres, juegos, titiriteros, espuma, ferial)
- Las pruebas deportivas para niños y mayores.
(ajedrez, carreras populares, futbito, baloncesto, petanca)
- Música y actos de diverso tipo para todas las edades.
(dianas, orquestas, moral rock, grupos musicales, magia, baile moderno, rondón, batucada)
- Otros actos.
(cucañas, tirasoga, exhibición canina, encierros, novilladas, Fuegos artificiales y actos gastronómicos, - huevos, desayuno mayores, caldereta-)

Como, desgraciadamente, la perfección no es posible por más que se intente, quedémonos con el recuerdo de lo positivo e intentemos continuar mejorando, como hasta ahora, en variedad, seguridad, control y acumulación de medios paliativos, aunque no se pueda llegar totalmente a lo que cada uno considere óptimo.

Hasta el próximo año.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Torrelodones - Aviso para navegantes


El brutal y repugnante “affaire” político emergido hoy, de manera súbita aunque lleve en gestación más de 10 años, en nuestro vecino municipio de Torrelodones, nos da una visión bastante aproximada de las dificultades con que los partidos políticos, nacidos exclusivamente de la agrupación vecinal, deben enfrentarse día a día para lograr poner en solfa los intereses de los vecinos, frente a los de las grandes organizaciones políticas que se apoyan en el control de las Instituciones Comunitarias y Nacionales y se nutren de manera ávida y rapaz de los fondos públicos que les proporcionan las mismas para tener oportunidad de llevar a cabo sus políticas globales.

Los partidos políticos nacidos de la iniciativa vecinal solo tienen oportunidad, de momento, de intervenir en las políticas locales y lo hacen generalmente poniendo su honestidad y su gestión en interés exclusivo del beneficio colectivo y del municipio.
Deben luchar durante toda la legislatura contra las Instituciones comunitarias que les imponen continuamente trabas y obstáculos para implantar sus políticas, y fomentan de esta forma y al mismo tiempo con ello, la visibilidad de sus propios partidos en oposición que se crecen jaleados con estas dificultades.

Ese es el ruedo en el que deben lidiar, utilizando los símiles taurinos tan gratos en nuestra localidad, los partidos políticos de “Vecinos por…”.

Ninguno de ellos tiene quien les mande consignas de obligado cumplimiento desde la Comunidad o el Estado.
Ninguno de ellos se desayuna con “argumentarios” elaborados desde arriba.
Ninguno de ellos tiene acceso a redes de Radio, Prensa o Televisión, salvo excepcionalidades tan graves como la que nos ocupa.

Todos ellos se enfrentan exclusivamente a sus vecinos, con su gestión; nunca se esconden como aquellos otros y como en este caso, en que “es una cosa particular de un individuo y se le abrirá un expediente informativo”, para salvar sus muebles.

Estamos ya en período pre-electoral, no se nos olvide.
Cuando llegue el momento de votar, antes de depositar la papeleta, recordemos todo esto.

domingo, 16 de septiembre de 2018

LA HIPOCRESIA DEL LIBERALISMO


El denominarse liberal puede quedar muy bien, en principio, si nos ceñimos única y exclusivamente a parte del contenido filosófico de esta ideología, tal y como la libertad individual, el libre albedrío, los derechos de las personas, el Estado de derecho, la oposición a los sistemas totalitarios, autoritarios, dictatoriales y al conservadurismo, y un largo etc. más.

Este discurso así difundido y mil veces repetido queda encajado de forma excelente dentro de lo que es una campaña electoral que intenta la llegada al poder para obtener el gobierno de las Instituciones, y así es explotado por los partidos que se denominan liberales y que no esconden su deriva, sino que se jactan de ello en su currículum y lo proclaman abiertamente, escondiendo el resto de su pensamiento liberal.

Pero en esa ocultación, dentro por supuesto del campo del liberalismo económico, y por más que intenten dulcificarlo, es donde convergen totalmente con la derecha clásica conservadora, a la que parece quieren sustituir.

Su posicionamiento en dicho campo les lleva a unificar criterios con ella en todo lo relativo a la no intervención del Estado (laissez faire), a la redistribución de la riqueza, a la  fiscalidad reducida, a la privatización de los servicios básicos, a la austeridad presupuestaria y en fin a que cada palo aguante su vela.

De lo anterior se deduce fácilmente, sin realizar ningún alarde intelectual, que la derecha conservadora y el liberalismo están totalmente confrontados con lo que hasta hace poco llamábamos Estado de bienestar, desgraciadamente en retroceso desde hace unos años, que los partidos de tendencia socialdemócrata habían conseguido.

No nos engañemos, el Estado de bienestar, es decir el acceso a una buena Educación, Sanidad, y Transportes, a Seguridad, etc. (todo ello público), se consigue a través de los impuestos a los ciudadanos, que, eso sí, deben ser justos, progresivos y bien administrados. Pero el empecinamiento en bajar los impuestos a quien los paga y no incidir en imponerlos o subirlos a quien los evita u oculta, que es el caballo de batalla de este liberalismo, nos lleva a la austeridad, a la privatización, al sálvese quien pueda y quien no pueda que se aguante.

Eso es lo que ocultan en su discurso electoralista, además de que su dejad hacer frente al Estado, es solo una pose relativa mientras los beneficios son pingües; cuando llega la crisis bancaria o empresarial son los primeros en pedir la intervención estatal para que les saque del bache: Privatizar los beneficios, socializar las pérdidas.

Lo tenemos aún muy reciente, no se nos olvide cuando nos pidan el voto.