En 2015 el Colegio
El Raso, era un edificio que mantenía el rumbo totalmente abandonado a su suerte y sin un plan de mantenimiento ni
parcial, ni por supuesto integral, mientras los próceres de turno fantaseaban año tras año con unas
nuevas instalaciones para las que solo acumulaban promesas sin fecha pero ni
un solo euro de inversión comprometida.
Mientras, alumnos, profesores y empleados carecían
del mínimo confort exigible; por no
tener no tenían ni calefacción en condiciones, con lo que el invierno era
especialmente penoso para todos ellos.
Afortunadamente
con el cambio de gobierno, en el otoño de 2015 llegó una nueva caldera para
suplir esta carencia; inversión del orden de 60.000 €.
Durante 2016 se han ido llevando a cabo diversas
mejoras como la reforma de las pistas
deportivas anexas, cuyo uso se ha hecho extensible al resto de vecinos
fuera de las horas lectivas.
También la instalación
de diverso mobiliario en zonas de recreo que estaban totalmente baldías.
Finalmente en las pasadas Navidades se ha atacado, con una inversión de 100.000 €, al cambio de ventanas y persianas, totalmente
obsoletas, lo que conseguido una eficiencia energética óptima y un confort
adecuado para sus usuarios.
En el verano próximo continuarán realizándose las obras oportunas para conseguir que un
edificio condenado anteriormente a una ruina más o menos inminente se
constituya en ejemplo de edificio eficiente
y recuperado.
No se trata de construir por construir, (ya sabemos
que eso genera negocio y comisiones), sino
de mantener adecuadamente para que nuestras inversiones sean rentables para los
vecinos.
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