Ciudadanos, educación y vandalismo.

Desde el pasado mes de Setiembre estamos asistiendo en Moralzarzal a una escalada de actos de vandalismo que no respetan el mobiliario urbano, las fachadas de los edificios, sean públicos o privados, e incluso las instalaciones internas de algunos de ellos.

Parece como si una epidemia de despropósitos se hubiera adueñado del espacio mental de una parte de la población, convirtiéndoles en verdaderos descerebrados que se dedican a destruir, por el único placer de hacerlo, todo lo que compone el patrimonio de los vecinos, sin sacar ningún provecho material de todo ello.

Sería aconsejable que desde los Colegios, Institutos y demás instituciones educativas se realizaran campañas dirigidas a la formación ciudadana de nuestros menores, en una línea similar a la que proponía la, denostada por algunos, asignatura de “Educación Ciudadana”, como complemento de su aprendizaje, pero debe ser la propia familia la que de ejemplo y vigile, como no, las aberrantes actitudes sociales de sus miembros y corrija sus conductas reprobables para que no crezcan como verdaderos vándalos.

A las Instituciones educativas se va a aprender, pero es indudable que son las familias quienes educan.

Es lamentable que nuestros escasos recursos económicos, que a todos los vecinos nos cuesta aportar, deban ser empleados en solucionar los desmanes de una panda de niñatos, o no tan niñatos, empeñados en hacer de la suciedad y del destrozo su medio de diversión.

Si es necesario una nueva Ordenanza, adelante. Si es necesario represión económica o imposición de trabajos sociales que repongan lo agredido, vamos a ello.

Esto no es terrorismo pero si agresión social y todos, seamos del signo político que seamos, debemos como una sola persona colaborar en el mantenimiento de nuestro pueblo, denunciando si es necesario cualquier acto de gamberrismo que produzca su deterioro y presenciemos.

A la TORTUGUITA no le gustaría pensar que esto trasciende del espacio de incivismo de unos pocos y pudiera ser una campaña orquestada por alguien/es a otros fines más perversos.

Sería francamente lamentable.