Es indudable que cuatro Legislaturas dan mucho de
si y que quien llegó a la Alcaldía de Moralzarzal en 1995 sin alcanzar siquiera la categoría de “aprendiz de brujo”, es decir
con experiencia nula en estas lides, ha acumulado durante este período el suficiente resabio, que no la madurez y
experiencia política, para conocer un poco al menos a algunos de aquellos a
quienes ha tenido enfrente durante este tiempo.
El Sr.
Moreno que, durante 20 años, ha negado sistemáticamente el pan y la sal a todos
los Concejales de los diferentes grupos políticos de oposición que por el
Consistorio han pasado y los ha despreciado de manera ostentosa en todos y
cada uno de los actos municipales que durante sus sucesivos mandatos se han
producido, de repente, ¡¡¡ Oh dioses del Olimpo !!!, ha caído del caballo en su travesía del
desierto hacia Damasco y ha reparado en que
muy cerca de él había un antiguo adversario/enemigo que podía darle juego en
sus mefistofélicas urdimbres.
Nada como
conocer las debilidades del enemigo para atraerle a nuestro terreno, es lo
que debió pensar, antes de la investidura, y siguió pensando cuando está se
consumó en la forma que lo hizo.
Y como reconocido tahúr en este tipo de juego, ha
puesto en práctica sus argucias para iniciar
una partida que acaba de comenzar, pero con las cartas marcadas como casi
todos ven.
¿Se puede
ser tan incauto para que, después de 20 años de sufrir el desprecio directo hacia ti y tus compañeros, y de ver la nula dedicación hacia la THAM y
otros Organismos supramunicipales en los que recurrentemente se os ha
negado la entrada, se piense que ahora si es el momento de premiar estos comportamientos facilitando la labor de
obstrucción hacia un Gobierno que quiere cambiar las políticas de Moralzarzal?
La TORTUGUITA,
cree que no es cuestión de credulidad,
sino más bien de la explotación, por
alguien sutilmente retorcido, de las “debilidades o expectativas” de otro
que hasta ayer se le enfrentaba con denuedo.
La partida acaba de comenzar, pero más pronto o más
tarde se descubrirán las cartas de cada uno y lo que ahora se quiere adornar y defender, aunque sea indefendible,
como un acendrado “prurito político”, puede devenir en una entrega del poder a nuestro “odiado enemigo”.
El tiempo tiene la palabra.
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