La ornamentación de una rotonda urbana, ajardinándola o embelleciéndola con algún motivo decorativo, no debería nunca suponer una agresión al paisaje en que se encuentra, y tenemos claros ejemplos de ello en múltiples y circundantes rotondas cerca de nuestra localidad.
Sin embargo el criterio seguido en nuestra rotonda de la Herradura es un flagrante caso de zafiedad y mal gusto en lo relativo al tratamiento del medio ambiente y la naturaleza que de manera natural adornan nuestro pueblo.
La pirámide, zigurat, o monumento funerario, erigido en la misma, destroza el horizonte desde cualquiera de los ángulos en que se contemple y evita disfrutar de las maravillosas vistas de nuestra sierra del Guadarrama y de nuestros espacios abiertos a la inmensidad; se ha levantado un muro, eso sí muy adornado de olivos y otras especies arbóreas para intentar camuflar el desaguisado, pero al final más parece una colina de la sierra, que una rotonda urbana. (aunque la mona se vista de seda … )
Por otro lado y una vez superadas las arcadas que, en lo ecológico y medio ambiental lo anterior nos provoca, es de destacar que en una época de crisis social y económica como la que atravesamos el despilfarro cometido con “nuestros fondos públicos” en el ornato de este espacio público, nos hace calificar la acción cuando menos de nauseabunda.
Por supuesto es otra obra más llevada a cabo “ad maiorem Moreno gloriam”, que más que un Alcalde de todos los vecinos parece considerarse el faraón “MORENOm I”.
¿No ha oído hablar del equilibrio presupuestario y de la contención del gasto ostentoso?; por si aún no lo sabe, su partido viene hablando de todo ésto continuamente y ya nos tiene locos con los gastos y deudas que los demás realizan y ellos heredan, ¿tienen Vds. patente de corso?.
Es un insulto a la inteligencia de los vecinos las acciones que continuamente se llevan a cabo desde nuestro Ayuntamiento olvidando el bien común, los principios democráticos y el respeto a la caja pública.
Pero hay que seguir insistiendo, la culpa no es solo del Sr. Alcalde, le acompañan en todo ello la Junta de Gobierno, sus restantes Concejales y sus palmeros, colocados y bien nutridos, que o le apoyan y jalean, o le inducen a ello.
No se nos olvide a ninguno.
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